Por la mañana me sentí completamente muerto para el mundo y sus placeres. Pienso que estaba dispuesto y deseoso de entregar la vida y todas sus comodidades tan pronto como se me llamara a hacerlo; y entonces tenía tanto bienestar en la vida como casi siempre he tenido. La vida ahora me parece como una burbuja vacía; las riquezas, honores y goces comunes de la vida me parecieron por completo sin sentido. Deseaba ser perpetua y enteramente crucificado a todas las cosas de aquí abajo por medio de la cruz de Cristo. Mi alma estaba dulcemente resignada a lo que Dios dispusiera de mi, en todos los aspectos; y vi que no había sucedido nada que no fuera para mi bien. Confio en Dios para que nunca me dejara, aunque anduviera "por el valle de la sombra de muerte".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aqui: